Si preguntáramos quien es un encordador y cuál es su función, quizá las respuestas se direccionen hacia un odontólogo y su oficio por la extracción de las cordales; pero en realidad un encordador es la persona que pone y tensiona las cuerdas a las raquetas de los jugadores de tenis, y durante los diferentes partidos de tenis de los IX JUEGOS SURAMERICANOS, son dos las personas encargadas de este tan desconocido pero valiosísimo trabajo.
Es en el parque Juanes de La Paz, en una pequeña oficina de dos por tres metros cuadrados que Luis Fernando Moncada y Ramón Barrera o “Moncho” como le llaman, se encargan diariamente durante los Juegos Suramericanos a encordar y tensionar las cuerdas de las raquetas. Ellos, unos protagonistas anónimos e invisibles son los que en parte ayudan a los jugadores en la lucha por la medalla de de oro.
“Moncho” y Luis Fernando son profesores de tenis del club el bosque, pero durante los suramericanos están prestando sus servicios como encordadores, labor que aunque la manejan, no es lo que comúnmente realizan, pero que de igual forma la hacen con dedicación y tratando de hacerla lo más ágil posible, pues saben que la demora en la entrega de una raqueta puede ser la derrota de un jugador.
Durante las clases en el club el bosque ellos, brindan el servicio como algo alterno, nunca llegan a tener más de 5 raquetas por encordar y siempre cobran en pesos, pero en los suramericanos todo es a otro precio. A las federaciones y a los mismos tenistas suramericanos se les está cobrando en dólares, son cerca de 7 dólares que deben cancelar por raqueta y en el taller de encordados, las raquetas en espera de cuerdas superan las 20 por día.
Y es que son varios los jugadores que por su exigencia al responder la pelota o en los saques, revientan o destiemplan las cuerdas. Dos de ellos en especial son Paula Ormaechea de Argentina y Benjamín Ugarte de Chile quien en un solo día dejo en el taller de “Moncho” 10 raquetas para tensionar.
Pero también se ve como varios jugadores recurren al taller de encordados, con el fin de ponerle tensión a sus raquetas, pues por la altura de la ciudad al golpear la pelota, esta puede tener menor velocidad, menor potencia y un efecto no logrado.
Es claro, que el trabajo del encordador en un evento internacional como el que estamos viviendo por estos días en la ciudad, es de mucho peso y aunque nadie los conozca, son finalmente los Encordadores de la mano de los jugadores quienes construyen tan magníficos servicios y golpes en las canchas de polvo de ladrillo del Juanes de la Paz.
Es en el parque Juanes de La Paz, en una pequeña oficina de dos por tres metros cuadrados que Luis Fernando Moncada y Ramón Barrera o “Moncho” como le llaman, se encargan diariamente durante los Juegos Suramericanos a encordar y tensionar las cuerdas de las raquetas. Ellos, unos protagonistas anónimos e invisibles son los que en parte ayudan a los jugadores en la lucha por la medalla de de oro.
“Moncho” y Luis Fernando son profesores de tenis del club el bosque, pero durante los suramericanos están prestando sus servicios como encordadores, labor que aunque la manejan, no es lo que comúnmente realizan, pero que de igual forma la hacen con dedicación y tratando de hacerla lo más ágil posible, pues saben que la demora en la entrega de una raqueta puede ser la derrota de un jugador.
Durante las clases en el club el bosque ellos, brindan el servicio como algo alterno, nunca llegan a tener más de 5 raquetas por encordar y siempre cobran en pesos, pero en los suramericanos todo es a otro precio. A las federaciones y a los mismos tenistas suramericanos se les está cobrando en dólares, son cerca de 7 dólares que deben cancelar por raqueta y en el taller de encordados, las raquetas en espera de cuerdas superan las 20 por día.
Y es que son varios los jugadores que por su exigencia al responder la pelota o en los saques, revientan o destiemplan las cuerdas. Dos de ellos en especial son Paula Ormaechea de Argentina y Benjamín Ugarte de Chile quien en un solo día dejo en el taller de “Moncho” 10 raquetas para tensionar.
Pero también se ve como varios jugadores recurren al taller de encordados, con el fin de ponerle tensión a sus raquetas, pues por la altura de la ciudad al golpear la pelota, esta puede tener menor velocidad, menor potencia y un efecto no logrado.
Es claro, que el trabajo del encordador en un evento internacional como el que estamos viviendo por estos días en la ciudad, es de mucho peso y aunque nadie los conozca, son finalmente los Encordadores de la mano de los jugadores quienes construyen tan magníficos servicios y golpes en las canchas de polvo de ladrillo del Juanes de la Paz.
- Fuente: reportaje escrito por Richard A. Arango Álvarez, estudiante de Comunicación y Periodismo de la Corporación Universitaria Lasallista.
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