Desde los primeros tiempos de la humanidad el ser humano ha utilizado algún tipo de prenda para cubrir su cuerpo y reflejar una identidad, es así como las grandes civilizaciones han hecho cambios extraordinarios en los modos de vestir y llevar las prendas, clasificándolas de acuerdo al uso que se les pueda dar.
La moda es una representación de la subjetividad del hombre, es con ella como los individuos reflejan un estilo propio y una identidad singular. Cada persona de acuerdo al vestuario que lleve puede incluirse dentro de un grupo y contexto determinado, ya que la misma sociedad ha impuesto una caracterización definida para determinar una clasificación propia del individuo.
“La moda a quién le acomoda”, “la moda no incomoda”, son algunas de las expresiones que vemos en referencia a este tema bastante controvertido y fundamental en la vida del ser humano, ya que a diario somos protagonistas de este fenómenos, pues debemos decidir qué usar para salir, con el fin de reflejar un estilo y una situación propia.
Aunque la moda es una de las industrias más representativas y poderosas del mundo, es a la vez una tendencia expansionista que crea una pérdida de la autonomía del ser humano, ya que a partir de la creación de modelos universales el individuo va creando una identidad generalizada volviendo el estilo propio en patrones igualitarios y repetitivos.
La apariencia física es importante en los aspectos personales de hombre, ya que dan referencia incluso de la forma de ser y actuar, pero es así como se va perdiendo la esencia y la interiorización del hombre hacia los valores y las particularidades morales, ya que anda más preocupado por cómo verse exteriormente en vez de cultivar la espiritualidad del ser.
Por:
Isabel Rodas
Vanessa Trujillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario