15 de marzo de 2011

Te Cuento recomienda





Para esta edición Te Cuento recomienda el libro “Las Intermitencias de la Muerte”, una novela del escritor portugués José Saramago publicada en el año 2005.

El texto narra la historia de un país anónimo en donde, la noche del 1 de enero, la muerte decide no volver a matar. Durante los primeros días la gente estaba eufórica reconociendo la victoria sobre la muerte, para después darse cuenta que más que un milagro, era un gran problema: los hospitales llenos de enfermos moribundos que no se deciden a atravesar el umbral que separa este mundo de el otro; familias amarradas a personas desahuciadas que prefieren morir a vivir como viven; funerarias sin trabajo que se ven forzadas a inventar otra forma de negocio realizando funerales para animales.

Como manera alternativa de buscar la muerte, surge un grupo denominado “La Maphia”, ofreciendo transportar a los agonizantes indecisos a la frontera con el país vecino, donde la muerte, como en el resto del el mundo, sigue ejerciendo.

Un año después emerge la muerte, personificando a una mujer llamada muerte (sin mayúscula), notificando a los ciudadanos del país sin nombre, mediante los medios masivos de comunicación, que su experimento ha terminado, y que de ahora en adelante, en un intento por suavizar el fallecimiento de las personas, haría llegar una carta informando al próximo difunto el día de su muerte, para que éste tuviera la posibilidad de enfrentar su destino y dejar listo lo que necesitara resolver.

Es así que la muerte conoce a un violonchelista que se resiste a sus encantos y no muere. A pesar de enviar diligentemente la carta con la notificación de su venidera muerte, ésta vuelve a las manos de la muerte sin ser abierta. Para afrontar la situación e investigar, la muerte decide volver a tomar forma de mujer y conocer al músico. Durante su visita la muerte se enamora y decide quedarse con el violonchelista por el resto de los tiempos; es entonces como de nuevo, en aquel país sin nombre, la muerte deja de matar.

En esta novela Saramago retoma su característica manera de arrancarle al género humano algún elemento esencial. Como es notable, recurre a su propia forma de escribir, omitiendo signos de puntuación que confunden al lector que desconoce al portugués en sus momentos iniciales, pero que diferencian su escritura de cualquier otra. Otro aspecto a resaltar del libro es la reflexión que guarda entre sus páginas, al permitirnos apreciar a la muerte desde otra mirada, como un elemento equilibrante de la sociedad.

“Ensayo sobre la Ceguera” y “Todos los Nombres” son piezas inolvidables del autor, pero “Intermitencias de la Muerte” retrata a Saramago en toda su complejidad y su exquisitez.

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