Agitado y cansado después de un entrenamiento vi que se acercaba a mí. Cuando llegó, me saludó. “Amiguita hola, que pena contigo, me demoré porque estábamos en la charla técnica”, me dijo apenado. Camino a su casa para realizar esta nota, conversamos algunos temas como los entrenamientos de la semana previa a un partido, y cómo me estaba yendo en el estudio. En sus manos llevaba unas fotos, las cuales me las mostró. Eran de partidos pasados y que había comprado a un fotógrafo que frecuenta el estadio de Ditaires.
Por fin llegamos a una casa pequeña, de paredes amarillas, donde él habita con su mamá y su hermano mayor. Cuando nos sentamos en la sala, rememoramos su niñez, sus alegrías, sus tristezas, sus sueños. Como buen creyente, tiene presente a Dios en cada una de sus actividades, su abuela es la inspiración, que desde el cielo lo acompaña y lo guía. Su hermano, Haminton Estiven, es su apoyo incondicional. Su mamá, María Victoria, fue a la que le heredó el amor por el deporte más popular del mundo. Ella, fue directora técnica de un equipo en el Barrio Los Naranjos en Itagüí. “mi mamá influyó mucho, porque en mi casa a nadie le gustaba el fútbol. Sólo era por afición. Ella era técnica del Barrio los naranjos, y creo que por eso tengo este don para jugar”, comenta con felicidad y orgullo.
Este jugador, de baja estatura, pero de gran talento, nació hace ya 22 años en Medellín, desde pequeño no le gustaban los carritos, o los juegos de mesa, sino que a temprana edad empezó a perseguir balones con los amigos de su cuadra. A los seis años, asistió a una convocatoria de sectores de bajos recursos de su Municipio. Gracias a sus capacidades, ingresó a la Escuela ‘Alexis García’ donde fue becado y así su carrera futbolística daría un giro ascendente. Gracias a los profesores Ramiro García y Ceferino García tuvo la oportunidad de empezar todo su proceso en las divisiones menores de dicha escuela.
A los 16 años, viajó a la capital de la República para enrolarse con la Equidad para jugar el torneo de la primera B bajo la dirección de Alexis García y Carlos ‘Panelo’ Valencia, donde logró ser campeón y ascender a la primera división. Lastimosamente con problemas con los profesores tuvo que volver a Medellín y quedarse 6 meses inactivo.
Pero la vida da revancha, y ahora está con unos de los grandes equipos del Torneo Postobón, Itagüí Ditaires, esperando rendir al máximo y poder pasar a las primeras divisiones de la Liga Postobón.
Son varios sus sueños, son varios sus anhelos, las responsabilidades crecen en su hogar, los recuerdos aún viven, una adolescencia no muy buena, pues la ausencia de un núcleo familiar hacen de la vida de este hombre, un vacío, que lo llevan a tomar decisiones equivocadas, pero que con la mano de Dios sale de caminos oscuros, que finalmente lo llevarían a lucir orgullosamente su camisa amarilla, perteneciente a las Águilas doradas, como suelen llamarle al Itagüí Ditaires.
No es rumbero, pero le encanta el reggaetón, el vallenato y la salsa; es paisa, pero los fríjoles no son su plato favorito, el denominado “sudado de pollo”, es su comida predilecta; como buen futbolista ve sus programas deportivos y seriados, si hay tiempo, “protagonistas de nuestra tele”. Es un hombre callado, pero atento a cualquier consejo, pues su compañero Fernando Monroy, lateral Izquierdo del Itagüí Ditaires opina “el muchacho es callado, humilde, se entrena muy bien, le hace caso a los grandes, escucha consejos, se deja guiar y en la parte futbolística, es muy bueno”, y su Técnico Álvaro de Jesús Gómez quien ve en este “pequeño” hombre un gran talento: “Es un jugador que está en formación, muy joven, ha ido mejorando muchísimo y este torneo le ha servido para madurar, es un hombre que será importante en equipos tanto de la B como de la A”.
Es ágil, creativo, hace parte de las “payasadas” de todo futbolista, pues las considera como estrategias de juego, 8 goles en lo que lleva de su carrera futbolística, primero con Equidad y después con Itagüí, hizo parte de 2 Pony fútbol, y ahora un crack, un joven que poco a poco va demostrando en la cancha que los verdaderos futbolistas empiezan con humildad, crecen de consejos y se perfeccionan con las prácticas y los errores de su carrera.
No terminó su colegio, pero ahora está en el nivel alto de su profesión, concentrado en el balón, en los hinchas, en su mamá, su hermano y su abuela que aún está presente en mente, ausente en cuerpo. Con ganas de salir adelante, de ayudar a su familia y con el sueño de pertenecer al Deportivo Independiente Medellín, o un poco más lejos, conquistar el fútbol francés, pues es su mayor anhelo.
Muchas veces la vida toma diferentes rumbos que posiblemente lleven a la desgracias, y otras encaminadas a la felicidad total, es cuestión de pensar, de visualizar y poner en tierra las realidades, aferrarse a Dios, pues finalmente es quien guía el camino, y es así como Cleider Leandro Alzate Correa, salió de un sendero no muy claro en su vida, para tomar un nuevo rumbo, un camino que lo estría llevando al cielo, un camino lleno de competencia, de esfuerzo, de pasión, pero que al final llenaría de gloria a todo un equipo, a una hinchada que goza de sus jugadas, de su rapidez y de su gran corazón, humilde, sencillo y lleno de historias.
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